Sangre en Babelia.

Es triste levantarse y sangrar por la nariz. Servirse el café con papel de váter deshilachado y que los cereales te sepan a una mezcla de sangre y fluidos. Quizás, en aquel «Yo, entresueños, buzo de lavabos» de Rayuela, que rememoro cada día porque me da la gana y porque ya no se me quedan frases de libros, está la clave de la primavera.

Porque algunos hablan de la humedad. Otros de un hongo. En los telediarios lo achacan a la sequía y en las clínicas de salud a la alergia. Alergias de polen o del diesel, que será penado a partir de ahora por contaminar. Pero la historia es vivir a un pañuelo pegado. Desayunar leche semidesnatada del Consum y cereales del Mercadona leyendo un Babelia atrasado y acartonado por la sauna con gotas de sangre que brotan cuando ya no se hace ídem en las reseñas culturales.

Eso sí, la sangre no empaña el día fallero. Dentro de poco me veo sustituyendo al locutor de Canal Nou- con blusa y todo- mientras doy paso a las Falleras mayores, como en la foto del balcón. O, en cualquier caso, acabar como el tipo de la cámara, mirando asqueado a todo lo que se mueve a su alrededor. Porque hoy, Día del Padre y final de esta festividad de tots els valenciàns, aún quedará gente que proteste en la plaza y a los que, desde arriba, en el balcón, parecerán no ver ni oir. Yo, por si acaso, tomé pruebas de que desde la balaustrada del balcón no solo se ven pancartas de falleras, sino también esto:

O, más de cerca, una vez bajé a pie de calle, a curtirme en el periodismo más sagaz y arriesgado, me enfrenté a esto:

Pero dejó glorias pasadas para levantarme, sin sangre ni nada, un día de orquestas en la Gran Vía. Una mañana antes de irnos a Tavernes, que hacía más o menos parecido, pero con playa y sin ruidos. Ahí va la foto y la conclusión:

Así que, para cuando lean esto, el ejemplar de Babelia estará en el contenedor de reciclaje. La sangre seguirá apareciendo en cada sonada fuerte de trompeta y el desayuno será triste y entretenido, dos conceptos que apenas ligan pero que yo los hago compatibles mientras el reloj de la farmacia marca las once y yo corro para llegar al trabajo. Otra semana más. El Valencia llega la primavera real y el Babelia se tiñe de sangre.

Una respuesta

  1. Genial! Me encanta como cuentas y narras tus vivencias. Ya tienes nuevo seguidor. 🙂

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