Cuando es verano en el Mar del Norte es invierno en Valparaíso, según Ángel González. Nosotros empezamos desde latitudes estivales con la ventaja de descubrir parques en las grandes ciudades y noticias jugosas en el rastreo cotidiano. Europa se va de vacaciones y, crisis de gobierno aparte, los diarios nacionales suelen poner el foco en latinoamérica. No nos basta la prohibición de las corridas de toros, la subida del IVA o la victoria de la selección: aquí queremos cosas potentes. Y si pueden desviar la mirada, mejor.
Por ejemplo: Chávez y compañía, narcos arrestados o guerrilleros armados siempre dan mucho juego.
Sin embargo, no se nos pasa una noticia que, salvo en Público («La marihuana llega a las farmacias. Las autoridades sanitarias aprueban un medicamento que complementa el tratamiento de esta enfermedad degenerativa«, acompañada de una explícita foto de la planta) trata de escorarse a la periferia o al hecho puntual.
¡Canastos! Ya estamos por delante de California. Para que luego digan que no somos progresistas… La idea de anunciarlo por lo bajini, sin llamar mucho la atención ni provocar que cientos de nudistas y porreros salgan a la calle a festejarlo tiene que ver, supongo, con el peligro constante del trapicheo. Pero, ¿por qué no equilibrar la balanza? Éxtasis y pastillas en la costa, medicamentos en la capital. Total, la Viagra ya está en el mercado y el Trankimazin lo reparten en los aeropuertos. Porque una cosa está clara: drogarse hay que drogarse, pero- esta vez- con receta, por favor.