Jorge Segarra tiene 14 años y estudia 3º de ESO. Ha venido solo pero está esperando a sus compañeros del Instituto 2 de Paterna. “Me afectan todos los recortes porque sé que lo que estoy estudiando me va a servir para poco”, explica lacónico, “quiero estudiar informática, pero lo voy a tener complicado”, zanja.
Marta Valdivia tiene 22 años y estudia un FP de Laboratorio de Imagen. La acompaña Andrea García, que hace lo mismo con ella en el Henry Matisse de Paterna. “Directamente, no tenemos profesores”, expresan, No tenemos prácticas, ni salidas y nos estamos quedando sin material, porque cuando se estropea no se repone”. Cuando acaben pretender seguir estudiando, a pesar de ver el futuro “muy negro”: “Ahora no vamos a tener ni para nuestro trabajo más típico: bodas, bautizos y comuniones”.
Vicente D. M. tiene 19 años. Estudia Comunicación Audiovisual en la facultad de Filología. “Está claro: si no te mueves no consigues nada”, protesta. “Pienso seguir formándome aunque veo que es muy difícil quedarse aquí”, añade, “Cada vez se invierte menos dinero y las tasas son más alta. Están haciendo que mucha gente no tenga posibilidades para estudiar». Está junto a Noemi Zafra, que con 19 años es tatuadora profesional. Apoya a los estudiantes porque, según alega, los recortes también la afectan en su trabajo: “Llevo tres años trabajando y no nos ayudan con cursos. Además, para ser sinceros, perdemos mucha gente porque ya nadie se quiere gastar el dinero en lo nuestro”, concluye. “Creo que, fuera de toda queja, lo que están haciendo con nosotros es un cachondeo”.
“No solo son los recortes. A la universidad la han destinado mucho dinero, pero se ha malgastado”, indican Joan García Albiñano y Joaquín Escrivá. El primero estudia medicina. El segundo derecho. Ambos creen que “se tiene que escuchar a la gente”. Para terminar, citan una frase de Gandhi: “Lo que puede hacer una persona es inútil pero absolutamente indispensable”.
Pedro Cabrera Juan tiene 42 años y lleva 14 como Personal de Administración y Servicios. “Esto es una reivindicación justa y necesaria”, asegura, “tenemos que apoyar a los estudiantes porque todas las personas que estamos en la universidad estamos notando las medidas, que se llevan aplicando mucho tiempo”. “Además, como sigamos así, les veo un futuro muy malo, complicado”.
José Gil es secretario de la enseñanza pública en el sindicato FETE-UGT. Su discurso transita desde el plan Bolonia hasta la reforma laboral, pero en lo que insiste es que “tenemos el crédito por los suelos”: “Estamos en los bonos basura de educación. No hay dinero en la universidad y está trastocando el mundo laboral”. “A este paso”, señala, “y ya lo estamos viendo, los que tengan más formación se van a marchar y aquí se quedará la mano de obra barata”. “Lo primero que ha hecho el gobierno valenciano ha sido cortar en educación y farmacia, lo contrario a lo que dicen en Bruselas”.
Bernardo Bunton tiene 29 años y estudia farmacia: “Quieren que nos formemos y que trabajemos más para luego pagarnos menos”, acusa. “La gente que esté mejor posicionada lo va a tener peor porque les están cortando las alas para desarrollarse”, comenta, aunque él se siente un privilegiado y no cree que tenga problemas.
Carmen María Fernández y Álvaro Calzada estudian un curso de cocina en el complejo educativo de Cheste. Dicen que mucha gente lo deja por falta de salidas y por el dinero que cuesta: “Antes nos ayudaban. Ahora tenemos que pagar nosotros muchos materiales”. El lunes apoyaron una concentración en el centro y hoy no podían faltar: “Teníamos que estar aquí”, dicen preocupados, “porque no tenemos nada que perder. Yo este año volveré a buscar trabajo a ver si sale algo”, se despide Carmen.