Es difícil decantarse por una huelga a destiempo.Sobre todo teniendo a tantos estratos sociales sin respuestas claras.
Que la patronal y la Iglesia no coincidan es un motivo claro de mosqueo. Sin embargo, que sobren los motivos es un hecho bastante claro. Tarde o temprano, nunca se sabe. Isaac Rosa no lo resuelve, pero dice esto: «La huelga es contra la reforma laboral, sí. Pero fíjense que los antihuelga no defienden la reforma, sino que se centran en atacar a los sindicatos y al derecho de huelga. Y es que, tras aprovechar la crisis para comerse derechos sociales, algunos ven la ocasión para cobrarse otra pieza apetecida: los sindicatos.»
Estamos enfrentando al gobierno contra los sindicatos. Los trabajadores han desaparecido del debate público. Si destruimos las asociaciones sindicales- más allá de sus desmanes y contradicciones- entregamos nuestra dignidad secular al patrón.
Se acepta el que quiera trabajar por un motivo concreto. El que no haga huelga por una confusión en la que han participados todas las esferas del poder. Incluso el que tenga ese derecho algo torcido y pase de jugársela.
Pero no vale eso de que no sirve de nada. Para eso ya tenemos unos derechos laborales irrisorios y unos departamentos de recursos humanos que insisten en hacernos creer que lo que nos ofrecen es lo mejor del mercado.