¿Por qué otro blog más?

Este blog empezó como un proyecto común entre Jesús Valverde y un servidor. Él se empeñó en que creáramos algo. Sí, creáramos, como si fuera una escultura o un puente colgante. Lo propuso después de estudiar juntos Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en Salamanca. Una carrera con tantas salidas como número de crucigramas tenga la sala de espera del dentista.

Pretendía hacer balance de películas, música o noticias de actualidad con las que lidiáramos cada día. Así lo describimos de forma magnánima (pedante) en su momento:

«Abralagrava es un blog sin mucho más interés que mantener el criterio y el juicio crítico. Algo, dicho en corto, sin mucho futuro ni aposento. Que tambalea con el continuo crepitar del suelo que pisamos y que, no obstante, es la única forma de allanar el camino».

Ese análisis sesudo se convirtió, poco a poco, en un pasatiempo inerme. Jesús no mandaba sus entradas jamás y yo veía deuvedés en una tele de 14 pulgadas mientras ojeaba la Cuore. Así que, por decisión personal y por goleada en número de palabras, me fui afianzando del dominio.

Seguía escuchando música y comprando periódicos en papel, pero nada de eso me gustaba tanto como las charlas con los amigos regadas con licor, las mujeres inalcanzables o las comidas con sobremesa en cualquier rincón del mundo o -mejor dicho, y bajando un pelín el listón- en la cocina de mis padres de Las Matas.

Todo eso me dejaba huérfano de masa encefálica o sentido crítico, pero henchido de felicidad y jolgorio genital. Por eso decidí añadirle mi nombre al encabezado y convertirlo en un diario a medio plazo que incluyera historias y personas de verdad convertidas en caracteres e imágenes borrosas.

Ellos todavía no se han quejado y Jesús sigue sabiéndose la contraseña, por lo que esta pestaña no es definitiva. Mientras tanto, es lo que os encontraréis bajando la rueda del ratón. ¡Gracias!